domingo, 11 de octubre de 2009

Encuentros casuales






Hacía tiempo que no pisaba Encuentros, el mundo liberal me empezaba a aburrir y estaba considerando la idea de retirarme un tiempo y volver con aires renovados. Esa noche sería decisiva, y seguir o tomarme un respiro dependería de cómo fueran desarrollándose lo acontecimientos.

Pedimos una copa y dimos una vuelta. El local estaba lleno, volvimos a sentarnos en la barra y bastante desanimada comentaba el ambiente rancio que se respiraba. Seguramente no era así, pero últimamente mis contactos en locales y en webs liberales no habían sido lo esperado, por lo que mis pocas ganas se acrecentaban seguramente sin motivo.

Volvimos a entrar esperando encontrar algún sitio donde poder acomodarnos y ya que no había ninguna pareja que me llamase la atención, al menos, poder divertirnos disfrutando el morbo de estar rodeados de cuerpos desnudos.

En una esquina extendimos nuestra sábana, nos tumbamos y comenzamos a besarnos mientras nuestras manos se hacían hueco por debajo de la ropa.

Giré mi cabeza hacia el pasillo. La silueta de una mujer vestida únicamente con unas botas de tacón me llamó la atención, tenía un cuerpo espectacular y una preciosa melena rubia. Me di cuenta de que al llegar al final del pasillo el chico que la acompañaba se daba la vuelta y ella hizo lo mismo detrás de él. El chico también tenía un físico bastante atractivo y no me lo pensé dos veces.

Aparté a Sergio y de rodillas sobre la cama me deshice de mi vestido de una manera insinuante y provocativa. Sabía que él me estaba viendo, estaba lo suficientemente cerca para que, a pesar de la oscuridad del local, se intuyese la lencería, las medias de liga y mi postura, que era lo suficientemente sensual como para que le llamase la atención.

Sergio se quitó la ropa, me rodeó con sus brazos y me tumbó en la cama colocándose encima de mí. Su boca empezó a recorrer mi cuerpo hasta llegar a mi sexo ya húmedo.

La pareja se tumbó a nuestro lado, pero yo disfrutaba de los placeres que me ofrecía mi acompañante y en ese momento me entregué a él olvidándome de ellos.

No tardé en notar como una mano se deslizaba por mi brazo, poco después alcanzaba mi pecho y yo me excitaba siendo manoseada.

Alargué mi mano, llegué a su pierna y continué subiendo hasta alcanzar su polla. Me deleité durante unos minutos tocándole, pero quería más. Me incorporé y él se dio la vuelta poniendo su polla a mi disposición. Su chica se retiró para disfrutar viéndonos en situación y, a la vez, dejándome disfrutar de él a mi antojo.

Sergio se colocó detrás de mí y me agarró de las caderas con una única intención: follarme!!

Cuando dejo volar mi imaginación, esta es una de mis posturas favoritas, me pone muy cachonda tener una polla en mi boca mientras alguien me penetra por detrás, y ya si es un desconocido de manera inesperada…me pierdo!

Me di cuenta de que estaba acaparando al chico de una manera exagerada, ella no participaba, se había colocado en una esquina desde donde observaba la escena y nosotros estábamos jugando y disfrutando sin contar con ella.

Levanté la cabeza e invité a la chica a unirse a nosotros.

- No te preocupes, me gusta mirar. Tú sigue, es todo tuyo!

Sin dudar ni un segundo volví a saborear a su acompañante, pero antes me giré para decirle a Sergio que se ocupara de la chica.

Él intentó acercarse a ella, pero cuando fue a acariciar su brazo ella le pidió que no lo hiciera y con las mismas Sergio se volvió a dedicar a mí, esta vez llevando su boca a mi sexo, haciendo que mi respiración se acelerara y mis gemidos empezasen a ser intensos.

Yo continuaba lamiendo a mi nuevo compañero de juegos, aunque cada vez me costaba más seguir el ritmo, cada vez mis movimientos eran más torpes y cada vez mi respiración estaba más acelerada. Me sentía salida, viciosa…y me gustaba, me gustaba devorar la erección de ese chico y aunque, al cabo de unos minutos, Sergio se retiro para colocarse junto a la chica yo no pare de saborear su polla.

Levanté ligeramente la mirada y vi como Sergio pasaba la mano por la espalda de la chica, acariciando suavemente su piel, su melena rubia, subiendo por sus hombros, despacio, excitándola, enredándola en su juego… Esta vez ella no opuso resistencia, juntos miraban como disfrutábamos, mientras Sergio recorría lentamente su cuerpo hasta que su mano se humedeció con la excitación de su sexo, ella se dejó hacer, estaba excitada, entregada y ya no podía frenarle. En ese momento se implicó en nuestros juegos y nos acompaño el resto de la noche.

Me di la vuelta y empujé a Sergio para que cayera tumbado, y allí, a cuatro patas como una perra, metí su polla en mi boca mientras, y con las piernas abiertas, ofrecía mi coño a nuestros compañeros de juego. El chico no tardó en meter su cabeza entre mis piernas para pasar su lengua por mi sexo.
Metía sus dedos en mi coñito siguiendo el ritmo de mis movimientos, su lengua me recorría y me tenía tan salida que no paraba de gemir, cada vez mas fuerte, cada vez mas viciosa, hasta que después de unos minutos mi cuerpo se retorcía disfrutando del primer orgasmo de la noche.

Casi sin fuerzas, aún recuperándome y con los últimos coletazos de placer recorriéndome. Sergio me tumbó para colocarse encima de mí y, sabiendo que penetrarme cuando estoy así hace que se alargue mi orgasmo, no dudó en meter su polla y empezar a follarme salvajemente.

A mi lado la otra pareja estaba haciendo lo mismo, él encima de ella follándola. Ella abría sus piernas y gemía.

Cuando terminé de correrme Sergio paró y dejó que mi respiración y mi ritmo cardiaco volviesen a la normalidad. Este hombre me mata cualquier día!

Ellos pararon casi al mismo tiempo y los cuatro nos sentamos.
- Cómo te llamas? Preguntó el chico.
- Nyeri. Respondí
- Sabes quién soy?

En ese momento me acerqué para observar de cerca su cara.

- Pues…el caso es que me suena tu cara.
- Soy Miguel!
- Miguel? Joder, no te he reconocido!! Por que no me has avisado antes??
- Bueno, no era cuestión de cortar el rollo, no crees?

Nos empezamos a reír. La última persona a la que me hubiera esperado encontrar allí era a este chico.




Hacía años que no nos veíamos y, aunque había conocido a alguna de sus anteriores parejas y de vez en cuando teníamos algún contacto por Messenger y mail, desconocía la existencia de esta chica.

Miguel y su ex fueron uno de los primeros contactos que hice en el mundo liberal, no pasamos de un par de sesiones de cibersexo y unas cañitas acompañadas de conversación típica de novatos; deseos, fantasías, miedos, límites…

Después de un tiempo sin contacto nos encontramos de nuevo y, curiosamente, ambos habíamos tenido experiencias similares. Problemas con nuestras respectivas parejas habían hecho que dejásemos el lado oscuro apenas habiendo dado nuestros primeros pasos dentro de él. Pero el veneno estaba ahí, la curiosidad la seguíamos teniendo y las ganas de probar más cosas seguía latente en nuestras cabecitas.

Desde ese momento continuamos hablado de vez en cuando, supongo que la situación de ambos alimentó una amistad en la distancia.

Poco después yo volvía a merodear por el mundillo, conociendo chicos, hablando con parejas, y visitando algún local liberal.

Sabia que él se había quedado en el intento, su última pareja no participaba en estos juegos y Miguel seguía teniendo ganas, aunque no una compañera con la que compartir esa fantasía, pero lo que nunca hubiese imaginado es que, después de tanto tiempo, el reencuentro fuese en un sitio así y de esa manera tan excepcional y anecdótica.

Las risas no paraban, todo era bastante surrealista, pero nos lo tomamos con humor.

- La verdad, es que nunca hubiese pensado que acabaría comiéndotela y menos en un local.
- Bueno, yo tampoco lo hubiese imaginado, pero a mí me ha encantado.

Miguel nos presentó a su amiga Sara. Era guapa y, aunque al principio se mostraba algo tímida, también resultó ser una chica muy simpática y morbosa.
Yo, intentando ser discreta, no pregunté por su ex, pero al final salió en la conversación. Estaban en plena crisis y Sara era su paño de lágrimas y algo más.

Rápidamente nos pusimos al día y entre risas y confesiones las caricias volvieron a ser protagonistas.

Sergio me tocaba mientras yo intentaba continuar la conversación. Poco después estaba recostada sobre Miguel, mis palabras ahora eran gemidos, la humedad resbalaba por mis piernas y Sergio metía la cabeza entre ellas mientras lamía mi sexo y sus dedos jugueteaban en mi interior.

Sara, se arrodilló junto a Miguel, tenía su polla en la mano, la succionaba y la lamía con lascivia. Ahora ella participaba en el juego y la escena entre los cuatro se volvió tan deseable que la gente se detenía para mirar y excitarse.

A mí me excitaba ser observada, miraba a los que se paraban a nuestro lado, sabía que mi cara reflejaba vicio.
Tenía a dos hombres para mí, uno me devoraba y otro alentaba mi deseo hablándome y haciendo que mi placer fuese más intenso aún.

- Te gusta, eh? Se nota que te gusta. Así….disfruta…

Yo no era capaz de responder, sólo jadeaba, gemía y disfrutaba. Sergio metía sus dedos cada vez con más fuerza, me volvía loca, me gustaba y Miguel me lo recordaba susurrándome al oído:

- Te gusta, verdad? Así...sigue…estás a punto de correrte, así….

No tardé en explotar, sus palabras me calentaban y en unos segundos mi cuerpo se estremecía.

Los dos se colocaron a mi lado, Miguel a mi derecha y Sergio a mi izquierda, Sara estaba a su lado y empezó a ocuparse de ella, no sin antes, sacar un preservativo para dejarlo sobre mí a la vez que me lanzaba una mirada traviesa.

Solo se me ocurrió mirar a Miguel y decir:

- Qué cabrón!!!

Los dos nos miramos indecisos, no sabíamos muy bien qué hacer. La situación era de lo más propicia, la atracción estaba ahí. El momento justo en el sitio apropiado.

Miguel cogió el preservativo y lo abrió, yo se lo quité de la mano para ponérselo, decidida a terminar lo que habíamos empezado de manera tan casual.

Se colocó encima, mientras entre risas culpábamos a Sergio de habernos llevado a esa situación, como si ninguno de los dos la estuviera deseando desde hace tiempo.

Empezamos a besarnos mientras sus caderas mecían las mías.

- Había fantaseado con este momento muchas veces. Dije
- A mí siempre me has parecido muy atractiva, y sinceramente, también lo he pensado muchas veces.
- Me encanta como me follas….

En ese momento él se retira.

- Uffff es que me corro…

Nos volvemos a besar y cuando todo se calma Miguel vuelve a moverse dentro de mí. Seguimos besándonos, susurrando al oído las cosas que pensábamos cuando nos conocimos, y haciendo realidad cada uno de esos pensamientos.

De vez en cuando miraba a Sergio y alargaba la mano para rozar su cuerpo mientras le miraba a los ojos invitándole a verme disfrutar con Miguel y sabiendo que él disfruta mirándome.

Sara estaba completamente dedicada a que la erección de Sergio creciese cada vez más.
Arrodillada, dejaba caer su melena rubia entre las piernas de Sergio, sus labios, su lengua y su mano provocaban que él se entregase, y totalmente tumbado e inmóvil disfrutase de los más dulces placeres ella que le ofrecía.

Miguel y yo seguíamos a lo nuestro, esta vez, yo estaba encima de él clavándome su polla, queriendo que se derramase dentro de mí, sucediendo mis movimientos para que su placer aumentase, en definitiva, dedicándome a él en cuerpo y alma.

Continuamos así hasta que mis piernas no pudieron más, cansados y sudorosos, nuestros cuerpos se habían rendido y necesitábamos un descanso.

Nos tumbamos juntos y observamos como Sara clavaba sus afilados tacones en la cama para subirse sobre Sergio y en cuclillas, moverse encima de él.
A él le gusta así, sentir que recorren su polla de arriba a abajo, que se la meten hasta dentro y se la clavan con fuerza, eso le excita, le pone cachondo, y más, si la culpable de todo eso es una rubia exuberante que pasa de ser una chica tímida a convertirse en una zorra debora-hombres.

Nosotros contemplábamos la escena mientras nuestras manos volvían a buscar nuestra piel y nuestras bocas se reunían de nuevo para que nuestras lenguas retozasen.

Sergio, levantó a Sara, la tumbó en la cama y abrió sus piernas para beberse placer que su sexo derramaba. Ella empezó a gemir, y yo, excitada al verla, me giré y alargué la mano para alcanzar su pecho. Se dejaba manosear por mí, y Miguel no tardó en colocarse a su lado para hacer lo mismo. Cada uno de nosotros chupaba, lamía, mordía, tocaba y saboreaba el cuerpo de Sara.

Ella levantaba la cabeza y nos miraba mientras señalaba a Sergio y hacía gestos dándonos a entender que se lo estaba haciendo muy bien. Su cuerpo se arqueaba y cada vez controlaba menos sus movimientos, hasta que explotó en un fantástico orgasmo.

Sara se recuperó y nos sentamos los cuatro juntos para seguir charlando.

- Ufffff qué bien lo come- Comentó mirándome.
- Tu tampoco puedes quejar, Miguel es todo un experto. Respondí yo.


Seguimos charlando durante un rato mientras terminábamos nuestra copa. Poco después estábamos vestidos, la noche acababa y era hora de irnos. Dejamos a Miguel y a Sara en su casa y nosotros…alargamos la noche un par de horas más.