domingo, 14 de septiembre de 2008

Sólo para intercambio



Esa tarde estaba en casa, había trasnochado el día anterior y no me apetecía salir pero tenía una cita con un chico y estaba esperando para confirmar lugar y hora.

Apareció Carlos en el Messenger, hacía tiempo que no hablábamos. Sólo había tenido un par de conversaciones con él, pero intuía que Carlos y Pilar eran una pareja morbosa, divertida y con la que podríamos compartir juegos y fantasías. Pilar estaba de vacaciones y él se iba al día siguiente, por lo que insistía en que quedásemos esa noche y dejase mi cita con el otro chico para otra ocasión, según pasaban los minutos nuestra conversación se iba calentando y a mí me apetecía cada vez más cambiar los planes.

- Me voy a tener que masturbar si sigues contándome. Joder, que dura la tengo!!

- Bueno, yo también me estoy calentando.

- Dónde quedamos??

- Envíame una foto y si me gustas quedamos donde quieras.

Abrió su cam y le vi unos segundos.

- Pues la verdad…no sé si me gustas o no. Tienes una cara de vicio…ufff

- Queda conmigo y lo decides!!

A las diez de la noche entraba por la puerta del local en el que nos íbamos a ver, él llegó enseguida y nos acomodamos en uno de los amplios sofás.

- Pues si que tienes cara de vicio, te lo habrán dicho muchas veces, verdad?

- Mmmm bueno…- Dijo sonriendo.

Comenzamos a hablar de nuestros comienzos en el ambiente liberal, de nuestros juegos en pareja y de nuestras experiencias con otras parejas.

La velada estaba resultando muy agradable y me encontraba cómoda, pero guardaba las distancias intuyendo que en cuanto bajara la guardia mi acompañante aprovecharía la ocasión para conseguir sus propósitos.

En ese momento no descartaba la posibilidad de llegar a más, pero aún no lo tenía claro y ante la duda prefería seguir charlando.

El me seducía con sus palabras y se acercaba midiendo sus posibilidades, quizás él no era consciente, pero me seducía con su sinceridad, quería follarme y me lo insinuaba constantemente sin caer en la vulgaridad, sin llegar a ser grosero ni resultar pesado y eso me gustaba.

Se sentó a mi lado rozándome, esperando que yo accediese a sus insinuaciones, pero no era el momento.

- Me gustas, pero me gustas más para hacer un intercambio que para mí sola.

- Ah si? Pues ahora me voy a hacer el duro.- Dijo con tono divertido.

- No creo, a mí no se me resiste nadie. – Susurré provocativa

Simplemente ganaba tiempo, decidía cómo, dónde y cuándo.

- Nos vamos? Dijo él.

- Bien, dónde quieres ir?

- Si quieres vamos a un hotel o a un apartamento.

- No prefieres subir a la terraza? No la conoces verdad?

Accedió y nos dirigimos al ascensor. Me cogía de la cintura durante los escasos metros que nos separaban del hall. En el ascensor se acercó todo lo que pudo, aprovechando que subía más gente, mientras, me rozaba y me miraba como un niño a punto de hacer una travesura.

Pedimos una copa en la barra y salimos para admirar unas bonitas vistas del centro de Madrid. Nos sentamos enfrente de las camas reservadas para cenar, y seguimos hablando de parejas, sexo y juegos.
Le contaba anécdotas sobre las experiencias que había plasmado en mi blog, el making off de “Habitación 304” y alguna ocurrencia de las que tenía pendiente de hacer.

- Mmmm y a mí porque no me has preparado algo así…

- Pues no sé, hoy estoy cansada y no tengo el día para sorpresitas.

Pero realmente pensaba que hubiese sido muy divertido haber preparado un juego excitante y lleno de morbo.

Carlos me contaba las experiencias que Pilar y él habían tenido con alguna pareja, alguna curiosidad y alguna fantasía por cumplir. Según nos salían las palabras crecía la tensión sexual entre nosotros.

- Me gustaría tenerte ahí, en esa cama para poder meterte la mano debajo del vestido.

Uffff y a mí estar ahí con su mano mojada por la excitación que en ese momento ya me notaba. Pensaba yo.
Pero solo conseguí decir:

- Y a mí.

En ese instante cayeron todas las barreras que había puesto hasta entonces. El lo sabía y sólo tenía que mover la última ficha para comerse a la reina.

Hablábamos acortando la distancia, ahora estábamos cerca, provocándonos y haciendo crecer el deseo.

Terminamos la copa y nos levantamos dirigiéndonos a la salida, le dije que iba a pasar al aseo y él aprovecho para hacer lo mismo, cuando abríamos la puerta que nos correspondía a cada uno le dije con una sonrisa picara:

- Hay aseo de minusválidos.

Era una opción que me apetecía, el local estaba lleno y mi excitación no quería esperar más. Pero Carlos no se dio por aludido y continuamos siendo discretos.
Salí antes que él y le esperé apoyada en una barra junto a la salida de los aseos.

Cuando llegó me cogió por la cintura y me besó, yo accedí sus deseos que hacía rato eran también los míos.

- Prefieres ir a un sitio tranquilo y que estemos solos? O prefieres un sitio menos tranquilo?

- Y qué hacemos? Dejamos un coche en el parking o llevamos los dos?

- Dejamos uno en la calle y luego volvemos a por él.

- Vale, te acompaño a tu coche y me dejas en el mío, así salimos los dos juntos.



La decisión estaba tomada, no quería alargar la noche yendo a un apartamento y hacía unas horas que sabía dónde íbamos a desatar la pasión contenida.

Durante la conversación de messenger me propuso ir en moto e irnos al El Pardo y al decirle que no iba a ir en moto a ningún sitio bromeo diciéndome que iría en coche y follaríamos en un parking. El lo pasó por alto, pero yo no, y desde ese momento era lo que tenia previsto si la cita resultaba como esperaba.

Subimos a su coche y empezamos a besarnos, buscaba su erección con mi mano y cuando me encontré su polla completamente dura, le desabroche el pantalón y la saqué metiéndomela en la boca inmediatamente, él tocaba mi coño totalmente empapado. Estábamos muy calientes y deseábamos follarnos ya.

Carlos me invitó a pasar al asiento de atrás donde estaríamos algo más cómodos. Una vez allí él se sentó, y yo, a cuatro patas continúe comiéndole la polla. Pasaba la mano por mi muslo subiendo hasta mi culo, donde se detuvo para magrearlo a su antojo.

Se tumbó en el asiento, yo pasé mi pierna por encima de él dejando mi coño abierto y a su disposición, seguía devorando su excitación hasta que su lengua acariciando mi clítoris hizo que empezara a gemir, lo que me obligo a parar en más de una ocasión.
Pasaba su lengua por todo mi coño y sobaba mi culo salvajemente.

- Que culo tienes!! Mmmm me gusta.

- Méteme los dedos!!

- Te gusta que te la metan en el culito??

- Me gusta todo!!!

Metió un dedo en mi coño y mis gemidos aumentaron su intensidad, no miraba si había gente cerca, no me importaba si me oían, sólo estaba disfrutando de su lengua y de sus dedos dentro de mí.
Sus movimientos se hacían más salvajes su lengua recorría mi culito y poco después me penetró con su dedo.
Me estaba volviendo loca sus dedos penetraban mi culo y mi coño y su lengua hacía maravillas en mi clítoris.

- Mmmm que huevos tienes, me gustan…

- Comételos!!!

Intentaba pasar la lengua, saborear su polla y sus huevos, pero estaba salida, desbocada, mi cuerpo se arqueaba provocado por el placer que me regalaba y el calor era asfixiante. Todo esto hacía que perdiese el ritmo constantemente.

- Voy a abrir el techo del coche.

- Nooo, no pares ahora!!!

- Me gusta tu coño.

- Pues fóllatelo!!

- Si, voy a parar!!! Te voy a sacar del coche y te voy a follar fuera!!!

- No, por favor, no pares ahora. Estoy a punto de correrme.

Empecé a correrme, agarraba su polla con fuerza para intentar contener mis gritos, pero no podía. Había estado toda la noche deseando que llegase ese momento y ahora que lo estaba disfrutando no quería ahogar el placer que Carlos me daba.

Me retiré para que Carlos pudiese sentarse, nos besamos para continuar, pero hacía calor y estábamos empapados. Abrió el techo del coche para intentar que entrase un poco de aire que nos refrescase.
Aprovechó para buscar un preservativo y colocárselo. Me subí encima y me metí su polla.

- Jodeeerrr…me gusta tu polla…

- Clávatela!!

Me movía viciosa, quería más y sabía que no tardaría en correrme. Carlos bajo la cremallera de mi vestido y metió su mano hasta alcanzar mi pecho, lo sacó para empezar saborearlo.
Le mordía el cuello mientras mis movimientos se aceleraban y su orgasmo llegó.

- Me voy a correr!!

- Siiiii, asiiii…córrete!! Échamelo todo en el coño!!!

Me gusto su orgasmo y me gusto él. Carlos quería seguir, pero con el calor que hacía y lo incomodo que resultaba el coche era mejor dejarlo así y disfrutar en la próxima ocasión, acompañados y en un sitio más adecuado.

Seguía encima de Carlos mientras recuperábamos el aliento y nos dábamos algún beso que otro, cuando una pareja se acercó a por su coche que, casualmente, estaba justo a nuestro lado, ninguno de los dos hizo nada por disimular lo que acababa de ocurrir, simplemente comente:

- Qué pena que no hubiesen llegado antes, verdad?

Los dos estábamos medios desnudos, él sentado con los pantalones en el suelo y yo de rodillas con el vestido subido hasta la cintura.
Saqué unos kleenex para poder secarnos y salir sin que saltase a la vista que habíamos tenido una acalorada lucha por conseguir placer.

Al momento otro coche ocupo el lugar que había quedado libre. Esta vez era dos chicas y ellas sí miraron e intuyeron lo que había pasado. Nosotros seguíamos con nuestra conversación mientras nos colocábamos la ropa.

- Salimos a tomar algo a una terraza y así nos da el aire? Sugerí a Carlos.

- Si! Estoy empapado.

Pedimos un refresco y empezamos a hablar comportándonos como si la escena del parking no hubiese ocurrido.
Esta vez hablamos sobre lugares que habíamos visitado y los viajes que nos gustaría hacer. Habían recogido las mesas que teníamos alrededor y nos levantamos antes de que nos invitasen a hacerlo.

Bajamos al parking y esta vez Carlos me acompaño a mi coche, antes de llegar nos besamos mientras me decía:

- Me ha gustado mucho. Estas más buena de lo que parecía.

- A mí también me ha gustado, pero me sigues gustando más para un intercambio.

- Que cabrona eres!!

Los dos reímos bromeando con que esa frase seria un buen título si escribía lo que había ocurrido esa noche.