miércoles, 16 de julio de 2008

Todos para mí



Estábamos en encuentros. Andrés y Pilar se habían ido después de pasar unas horas compartiendo juegos con nosotros. Acababa de tener mi primer intercambio total y estaba pletórica después del cúmulo de sensaciones vividas. Tenía ganas de contar a Jose como me habia sentido en cada momento y quería que él me contase qué había pasado mientras yo estaba vendada.

Nos acomodamos en una cama con la intención de pasar un rato a solas, era tarde y casi no habia gente en el local.

Empezamos a acariciarnos, instantes después un chico se sentó a mi lado y pasó su mano por mi pierna, busqué la mirada de Jose que me dijo:

- Déjale.

Giré mi cabeza y le miré dándole permiso para que continuara.
Nuestro momento iba a tener que esperar un poco, estaba dispuesta a entregarme de nuevo y empecé a jugar otra vez.

El chico me tocaba tímidamente, bajaba su mano por mi espalda, llegó a mi culo y me tocaba el coño mientras perdía la timidez por momentos. Se acercó otro chico y se colocó al lado de Jose. La situación me calentaba cada vez más, tenía a tres chicos para mí y me empecé a sentir muy muy guarra. Me puse a cuatro patas para empezar a comérsela a Jose y dejar mi coño y mi culo a disposición de cualquiera.

Ahora me tocaban los dos, metían sus dedos en mi coño mientras la polla de Jose llenaba mi boca. Estaba ofreciendo a su puta y le ponía muy cachondo ver como ellos aprovechaban la oportunidad.

Uno de ellos me preguntó si podía comerme y asentí con la cabeza deseando ver mi coño devorado por un desconocido. Cuando el chico empezó a pasar su lengua por mi sexo, el otro invitado se puso a la altura de mi cara y me ofreció su polla. Me la metí en la boca y me dedique a comérsela a él y a Jose.

Estaba muy salida, me sentía una perra en celo rogando ser follada por todo el que se acercase. Deseaba que ese chico dejara de lamer mi coño y me follase de una vez, y dejo de comérmelo, sí, pero sólo lo hizo cuando Jose le llamó para que me metiese la polla en la boca. El muy cabrón quería a su puta comiéndose tres pollas y así lo hice. Alternaba cada una en mi boca, chupaba con ansia, lamía con gusto, me podía la avaricia de tenerlas todas y no paraba de saborear tanta erección junta.

El último chico que me habia ofreció su polla se colocó detrás de mi, yo hacía rato que había perdido el control y no estaba al tanto de los movimientos de cada uno de ellos, ni siquiera les miraba a la cara, por lo que no supe realmente si el que me empezó a follar era él o algunos de los chicos que nos habían rodeado y se masturbaban mientras, de vez en cuando, sus manos invadían mi culo.

Metió su polla y comenzó a moverse despacio, yo seguía devorando mis dos pollas hasta que noté como otros dedos acariciaban mi coño. Mire a mi izquierda y vi que una pareja se había situado a nuestro lado para entrar en el juego.

Rondaban los 50 años, nada atractivos, él era el típico hombre al que no hubiese dejado acercase jamás, pero me sentía una autentica puta y me dejaba hacer, no me negaba a nada, me gustaba sentirme utilizada por todos los que me rodeaban, así que seguí disfrutando de mi momento y continúe lamiendo mientras el chico me penetraba suavemente y varias manos sobaban el resto de mi cuerpo.

El placer de tener tantos hombres dedicándose a mí me excitaba tanto que no dejaba de gemir, a veces a duras penas podía continuar comiéndole la polla a Jose y la sacaba de mi boca para retorcerme de gusto.

- Dale fuerte!!! Ordenó Jose al chico que me follaba.

El chico obedeció y me empezó a dar duro.

- Nooooo!!!! Así noooo. Le decía yo.

Volvió a follarme más despacio, pero Jose le mandó que me embistiera con fuerza otra vez.

El chico no sabía qué hacer, obedecía cada exigencia hasta que el otro decía lo contrario.

- Quieres follártela tú? Dijo Jose al chico con quien compartía su erección en mi boca.
- Quieres? Dijo el otro chico sacando su polla y permitiendo que ocupase su lugar.

No se lo pensó y nada mas sentir como salía de mí, noté como su polla intentaba introducirse en mi culo. El chico hacía intentos inútiles por metérmela, aquello había empezado a decaer y no era capaz de abrir mi culito, por lo que optó por utilizar sus dedos.
Metí la polla de Jose en mi coño y empecé a moverme, estaba muy viciosa, salvaje, descontrolada…ahora no me bastaba sólo una polla, necesitaba más, estaba rodeada de chicos queriéndome follar, tocándome, masturbándose y esperando su turno.

Cogí la polla que había tenido dentro momentos antes y la lamí, la chupe, la acaricie, no sabía cómo agradecerle lo bien que me había follado, lo que me había hecho disfrutar y quería devolvérselo como mejor sabía hacer, devorando su erección hasta llevarle al éxtasis.



Mi excitación hacía que me moviese salvajemente, mi cadera se agitaba haciendo que Jose no dejara de repetir mientras gemía:

- Joder, joder…Que coño tienes. Joder, que bien follas!!!
- Te gusta, cabrón??
- Cómo te mueves zorra!!! Pero que zorra eres…

Estaba desbocado, le veía totalmente salido, vicioso, disfrutando al verme follada por otros y disfrutando cuando me comía cualquier polla que me ponían en la boca.

No paraba de llamarme zorra, lo había hecho durante toda la noche, yo me sentía así, me gustaba y él lo sabía.

Ahora que me tenía encima, moviéndome y lamiendo una polla desconocida, no pudo contenerse mucho tiempo y estallo en un orgasmo sin dejar de llamarme zorra una y otra vez.

Me tumbé, estaba exhausta después de varias horas de sexo. Jose se levanto, colocó su boca en mi sexo y comenzó a pasar la lengua por él.

El chico volvió a ofrecerme su polla, pero ahora prefería disfrutar intensamente del placer que me estaba regalando Jose y la rechacé apartándola con la mano. Él siguió a mi lado, masturbándose y viendo como mis gemidos se hacían cada vez más evidentes.

Movía mis caderas acompañando los movimientos de Jose. Mi placer y mi excitación aumentaban rápidamente, mi cuerpo se arqueaba buscando sensaciones que me llevaran a alcanzar un merecido orgasmo y por mi cabeza no dejaban de pasar las imágenes de lo que había sucedido durante la noche. Me habia follado Andrés, después un desconocido, habia tenido tres pollas a mi disposición y me habia manoseado medio local.

El deseo de tener más me invadió de nuevo. Abrí los ojos y vi como el chico seguía a mi lado masturbándose, cogí su polla y empecé a comérsela. Mientras, Jose saboreaba mi coño y metía sus dedos dentro.

Poco después el muy cabrón se corría en mi boca, en cuanto note el sabor de su leche me retiré y acerqué su polla a mis tetas, él la seguía moviendo, estaba llenándome el pecho y la cara con su semen. Yo me lo restregada todo y cuando acabo de correrse me paso las manos sobándome y esparciendo los restos que su orgasmo había dejado sobre mí.

Mis gemidos continuaban invadiéndome. Ahora estaba centrada en mi placer, sentía cómo Jose me recorría con su lengua, cómo sus dedos se clavaban muy dentro y me hacían estremecer de gusto, mis sacudidas no tardaron en llegar, mi cuerpo se retorcía y mis gemidos aumentaron. Se habia hecho esperar, pero acababa de explotar toda la excitación que se había acumulado a lo largo de la noche que fue tan intensa y larga, como mi orgasmo.

Me quedé tumbada, apenas me podía mover. Intentaba recobrar el aliento después de la salvaje corrida que había tenido. Jose se echó encima de mí, me besó y me abrazó mientras me recuperaba.

Cuando nos levantamos la sala estaba llena de gente, supongo que los pocos que quedaban en el local se habían hacinado en la misma habitación buscando compartir sus deseos.

Fuimos a la barra donde terminamos nuestra copa. Yo estaba muy contenta con la experiencia que acababa de tener y Jose lo estaba al verme con una amplia sonrisa.

Me había dicho muchas veces que me quería tener en esa situación, sabía que era una fantasía que yo tenía pendiente, sabía que yo disfrutaba imaginándomelo en nuestros juegos de cama y sabía que era cuestión de tiempo que este momento llegase.